El VIII Congreso de Científicos Emprendedores, celebrado en noviembre de 2024 en la sede de la Fundación Botín en Madrid, reunió a más de 200 asistentes y facilitó cerca de 65 encuentros bilaterales entre jóvenes empresas innovadoras e inversores especializados. El evento se enmarcó dentro de la Semana del Emprendimiento en la Ciencia, con el objetivo de fomentar la creación y consolidación de proyectos científicos con impacto en el mercado.

Organizado por la Fundación Damián Rodríguez Olivares (Fundación DRO) y la Fundación Botín, con el apoyo de la Fundación para el Conocimiento madri+d y Hoffmann Eitle, el congreso no solo promovió el emprendimiento en el ámbito científico, sino que también ofreció soporte a aquellos profesionales que ya han puesto en marcha sus empresas y buscan nuevas oportunidades de crecimiento.

Financiación y protección de la innovación

Uno de los temas centrales del congreso fue la financiación de proyectos científicos, una de las principales dificultades para los emprendedores del sector. Los inversores participantes destacaron que, a la hora de apostar por una startup, valoran factores como la solidez del equipo de trabajo, el potencial de mercado del producto o servicio, su impacto socioeconómico y la protección de su propiedad intelectual, ya sea mediante patentes o secreto industrial.

En este sentido, la protección de la innovación fue otro de los aspectos clave abordados en las mesas de debate. Más allá de la patente, herramientas como el secreto industrial o el registro notarial del know-how se han consolidado como estrategias habituales para garantizar la exclusividad de un desarrollo tecnológico.

Pedro Fernández, director de operaciones de Arthex Biotech, subrayó la importancia de combinar la protección de la innovación con la difusión del conocimiento: “Publicar es fundamental en proyectos relacionados con ciencias de la vida. Facilita la participación en congresos, la atracción de inversores y el establecimiento de colaboraciones. Sin embargo, es crucial seguir el orden adecuado: primero se protege la innovación y luego se publica”, explicó.

La experiencia como motor del emprendimiento

La ponencia inaugural corrió a cargo de Marisol Quintero, CEO de Highlight Therapeutics, compañía especializada en terapias para oncología dermatológica. En su intervención, compartió su experiencia profesional, que abarca desde la investigación en organismos públicos hasta su participación en empresas de capital riesgo, lo que le ha permitido conocer de primera mano los retos del emprendimiento científico.

“Es normal que un proyecto no salga bien a la primera. No hay que verlo como un fracaso, sino como una oportunidad de aprendizaje y mejora”, afirmó Quintero. Además, destacó la importancia de contar con un equipo sólido y con asesoramiento externo en áreas clave como la gestión, la normativa y la administración.

En esta línea, Eduardo Díaz, director del área de Emprendedores de la Fundación para el Conocimiento madri+d, destacó que la mayoría de los emprendedores que buscan apoyo necesitan orientación sobre patentes, regulación y estrategias para introducirse en el mercado.

Inteligencia artificial y proyectos de impacto

La jornada de la tarde se centró en la transferencia de conocimiento a nivel internacional y en la creación de empresas con impacto social o medioambiental. Se presentaron cuatro ejemplos destacados:

• Captoplastic, empresa que trabaja para reducir la emisión de microplásticos en los océanos.
• OwnMed Innovation, que desarrolla un nuevo sistema de recogida para pacientes ostomizados.
• MOA Biotech, especializada en el aprovechamiento de desechos agroalimentarios.
• Atrineo AG, enfocada en la reducción de la basura espacial.

Por otro lado, una de las mesas de diálogo analizó los posibles usos de la inteligencia artificial (IA) y las implicaciones de la regulación europea en el desarrollo de esta tecnología.

Ignasi Belda, director general de la Agencia Española de Supervisión de la IA (AESIA), defendió el modelo regulador europeo: “La normativa en Europa establece límites bien definidos y predecibles, a diferencia de Estados Unidos, donde las demandas millonarias pueden representar un riesgo considerable para las empresas”, explicó.

Con un enfoque multidisciplinar y la participación de expertos de distintos sectores, el VIII Congreso Nacional de Científicos Emprendedores se consolidó como un espacio clave para el debate y la promoción del emprendimiento en el ámbito científico y tecnológico.